lunes, 28 de septiembre de 2009

El otro fútbol

El pobre Eto’o descubrió este fin de semana lo que es Italia. Una Liga donde aquello de que ‘cuando peor, mejor’ se cumple en muchas -¿demasiadas?- ocasiones. La Sampdoria, líder gracias al tropiezo de la Juve, ganó al Inter por 1-0, el resultado preferido por los amantes del catenaccio. El voluntarioso camerunés se encontrará en Italia con muchos partidos así y tendrá que ser él quien los desatasque. Me jugaría medio euro -no más- a que no llegará a los 20 goles en Liga, a pesar de lo cual no estará lejos del capocannoniere, si no lo es. Hay pocos a su nivel en el Calcio, pero para marcar más hay que fabricárselos...

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viernes, 25 de septiembre de 2009

Una de espías

¡Al loro! Lo que faltaba, una de espías en can Barça. 'El Periódico' ha dado un gran golpe -quien sabe si mortal- a las aspiraciones políticas de Laporta, que en los últimos tiempos se había postulado como partícipe en ciertos proyectos independentistas -de momento- extraparlamentarios.

Lo peor, como siempre, la imagen del club. No lo digo yo, lo ha dicho esta mañana una voz autorizada en esto del periodismo en Catalunya, Josep Cuní: 'En la prensa nadie se cree que Laporta no supiera nada de los espías'. Es evidente que no. Cuentan una anécdota que cuando Felipe González llegó una noche a Nueva York, al ver que las luces le deslumbraban, preguntó: '¿Y quién paga la factura?'. Con esto quiero decir que un presidente está al tanto de todo lo que pasa en su club/Estado. Y que Laporta sabía que el director general, Joan Oliver, había contratado a cuatro espías para seguir a los cuatro vicepresidentes con opciones de suceder a Laporta.

Para quien trabajaban es la gran duda. Porque lo que tampoco se cree casi nadie es lo del contraespionaje por los 'indicios' que tenía el vicepresidente Joan Franquesa de que estaba siendo espiado. Lo que no se le escapa a los medios -lo admitió el propio Oliver- es que las elecciones son el motivo de todo este escándalo.

Y claro, ha aparecido CiU, más en concreto Convergència Democrática, la principal rama de la federación que gobernó Catalunya durante más de 20 años y cuyos tentáculos en esa época llegaron a todos los rincones de la vida pública y privada de Catalunya. En CiU, acostumbrados como están al poder, no quieren verse sorprendidos. En marzo había mucho precandidato y había que descartar para asegurarse el tiro. Los más atrevidos ponen nombres y apellidos. David Madí, el gran asesor de Artur Mas, se habría decantado por Xavier Sala Martín, un hombre que curiosamente no fue espiado -la excusa es que no era vicepresidente-.

Por otro lado se habla de que Jordi Pujol, el hijísimo del ex presidente de la Generalitat, estaría detrás de la candidatura de Jaume Ferrer, que ahora parece haber tomado ventaja. Lo último que he leído es la vinculación histórica de Ferrer con Joan Oliver, un hombre siempre vinculado al nacionalismo catalán de CiU. De hecho, dirigió TV3 en la última etapa de Pujol en la Generalitat.

En todas estas cuestiones hay más oscuros que claros, y a mi esto de la política entendida como una lucha por quotas de poder me da asco a la vez que me interesa. Porque información es poder, y bien que lo saben algunos en Can Barça. Siento pasar de la cultura de fútbol a la política de fútbol, pero muchos saben que el Barça no se entiende sin estas luchas de poder en su entorno.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Incontestable

Cuando Kasparov y Karpov se enfrentaron hace 25 años todavía no había nacido. Cuando Koeman, allá por el minuto 112 de una prórroga en Wembley, dio al Barça su primera Champions, ya había nacido, pero mi conciencia todavía era la de un niño.

Ayer, mientras bajaba a trabajar escuchando la radio, un experto ajedrecista comentaba, refiriéndose a la partida entre maestros que comenzó en Valencia, que no hay máquina capaz de jugar perfectamente al ajedrez. Añadió, para que mi mente se lanzara en una espiral de imaginación, que se calcula que las posibilidades de movimientos en una partida son 10 elevado a la 127 potencia. Es decir, infinitas.

En los titulares referidos al Barça actual, que en unos años repasaremos como históricos, hay constantes referencias a la perfección. Es imposible que el equipo de Guardiola llegue a ello, puesto que si las jugadas posibles en un partido son similares a las del ajedrez dominar todos los registros es un hito inalcanzable.

No es que el Barça tenga muchos registros –que también- sino que SU registro es hoy por hoy incontestable. Juega a base de construir superioridades, con una acumulación de futbolistas tan bien colocados que tratar de contrarrestarlos es dificilísimo. Así, tocando y tocando, adormece a los rivales, para quienes trenzar una jugada es una epopeya.

Con Ibrahimovic ha ganado opciones arriba. Poco a poco, va apareciendo más en ataque. Ayer, durante el partido real, es decir, los 30 primeros minutos, le conté casi 15 apariciones, la mayoría al primer toque. Entre ellas, gol y asistencia. De Messi mejor no hablar.

En cuanto al Sevilla, suma y sigue gracias a su principal arma en este inicio de temporada: el balón parado. Como los grandes equipos, mató al Mallorca con dos goles en diez minutos. Los hispalenses son, de largo, el tercer mejor equipo de la Liga y Negredo oxigenará una delantera que el año pasado no tenía recambio. Buen augurio.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Este partido ya lo he visto

Suele decir el escritor y fanático del fútbol Juan Villoro que el aficionado a este deporte es muy sufrido. Que por cada partido bueno, por cada momento de éxtasis, tiene que aguantar espectáculos auténticamente bochornosos, aburridos encuentros que le hacen plantearse su existencia misma.

Quizá el magnetismo del fútbol consista en que nada está escrito. Cuando el espectador piensa ‘este partido ya lo he visto muchas veces’ se arriesga a que el azar le haga estallar sus conocimientos en la cara. Por mucho que haya favoritos y víctimas, grandes y pequeños, siempre hay un margen...

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miércoles, 2 de septiembre de 2009

No es lo mismo

En las últimas horas, Laporta se ha vestido de Florentino y se ha llevado al Palau Blaugrana a Ricky Rubio, seguramente el mayor talento que el baloncesto español haya conocido nunca. No me ha gustado porque, a pesar de que no me gusta Alejandro Sanz, creo que fútbol y baloncesto no son lo mismo.

El fútbol es preso de si mismo. Sus cifras se han alejado tanto de nuestra realidad cotidiana que ya no nos afecta escucharlas. En cambio, ver como el Barça ha pagado 4 millones de euros por el base del Masnou me ha mosqueado.

Cada deporte crea a su alrededor una especie de idiosincrasia. El fútbol se ha convertido en los últimos años en un deporte de masas. Prácticamente 'gusta' a todo el mundo. Cualquier hijo de vecino tiene un equipo en España con el que simpatizar y a costa del que tomarse unas cervezas el día de partido. El baloncesto, en cambio, tiene su bolsa limitada de aficionados, pero estos son mucho más entusiastas, más forofos. En fútbol todo vale, en baloncesto es como si todo estuviera mucho más pautado. Y dentro de esas reglas no escritas está el no pagar cuatro millones por nadie.

Laporta, que de basket sabe lo mismo que yo de enriquecer uranio, ha caído en la trampa de convertirse en Florentino a costa de desvirtuar una competición que también cae poco a poco en la concentración de a dos, esa enfermedad que afecta al fútbol y se extiende a otros deportes. El mítico TAU Vitoria ha perdido a la mayoría de sus estrellas porque su patrocinador ceramista les ha abandonado. Con el DKV sin su estrella, sólo el Unicaja -quizá ni eso- podrá toser a los dos grandes. Una lástima para el espectáculo en un deporte cuya única vía de ingresos es aumentar la popularidad. Y popularidad en baloncesto significa espectáculo. El pez que se muerde la cola. Esto me suena. Una lástima.