miércoles, 27 de octubre de 2010

Garrido, un entrenador controvertido

Es una persona silenciosa pero que, cuando se suelta, no rehúye el cuerpo a cuerpo. Forma parte de su carácter competitivo, que no pocas personas han calificado de excesivo. Juan Carlos Garrido es el hombre detrás del que está el equipo revelación, un conjunto que hace unos meses parecía deprimido y que ahora es segundo y mira de tu a tu –veremos por cuanto tiempo- a Madrid y Barcelona.

En una entrevista en El País, Garrido desgrana parte de su personalidad. Parte, porque como decimos es un hombre reservado. Los que le han –creo que puedo decir hemos- conocido en el fútbol base amarillo le recuerdan como un hombre muy exigente, que se implica mucho en aquello en lo que cree en detrimento de otros aspectos que no considera prioritarios.

Esto también puede trasladarse al primer equipo, aunque hasta el momento todo parece rodar bien. Alguien me dijo hace poco que Mourinho le recordaba a Terry Venables, que el primer año armó un equipo guerrero y ganó la Liga para el Barça en la época posmaradoniana. A Garrido podría llegarle a ocurrir algo semejante. O se está con él o se le odia, aunque tampoco es cuestión de llamar ahora al mal tiempo.

De momento los pesos pesados de la plantilla están con él, y está logrando ese equilibrio que repite en la entrevista: confianza y exigencia. Funcionan los nuevos –Marchena-, los jóvenes –Mussacchio-, los cracks –Rossi, Cazorla- e incluso el que hasta ahora pasaba por ser el ‘Benzema’ de la Plana Baixa: Nilmar. El tímido delantero está en boca de todo el mundo por su verticalidad y facilidad para el gol.

Garrido incide en que él ha sido uno de los creadores de un estilo en el fútbol base que ahora ha llevado a Primera División. Puede ponerse la medalla, puesto que ha estado muchos años en la escuela. Y si, en la Ciudad Deportiva Miralcamp se insiste en el toque como modelo.

Desde que está en Primera, el Villarreal nunca ha renunciado a la pelota. ¿Es culpa de Garrido? En parte. Siempre he mantenido que en esta pequeña ciudad castellonense gusta poco el fútbol. No hay tradición, y eso de casi llenar un campo de más de 20.000 personas es cosa de diez años.

Es por ello que si no ofreces un producto atractivo te puedes quedar solo en menos que canta un gallo. Otra cosa es que, habiendo entendido eso, el presidente Fernando Roig, a quien alaba en la ya citada entrevista, contratara a un equipo que creyera en el buen fútbol para que lo implantaran en la mentalidad de los chavales que recién empiezan.

En conclusión, fútbol es prácticamente sinónimo de presente, y ahora el Villarreal está que arde. Gusta, se gusta y gana. Mientras dure, los aspectos más controvertidos del entrenador estarán en segundo plano. Y el campo se llenará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario