jueves, 29 de abril de 2010

Baño de realismo

Papá, ¿por qué somos del Atleti?

FELICIDADES COLCHONEROS

El Barça se dio un baño de realismo –sin aspersores- frente al Inter tras una semana de pasión. La palabra derrota vuelve a estar en el diccionario. Se ha escrito y hablado mucho a posteriori sobre la posible sobredosis de excitación con la que el equipo salió al campo tras las indefinibles muestras de apoyo que recibió durante la semana. No me creo nada. Me parecen excusas baratas para no afrontar debates tácticos en los que el Barça ha perdido. Si se hubiera ganado, Mourinho igual habría sido protagonista, igual habría habido excitación en las redes sociales y Motta seguiría siendo un tipo con una clase tremenda pero con el cerebro de un ciempiés.

En definitiva, meter a la afición de por medio roza el patetismo. Si alguien fue violento, allá él. El comportamiento general fue exquisito, el Camp Nou rugió como la más feroz de las barras argentinas y no se dio por vencido. Temo que los que ahora hacen tesis sobre los límites positivos de la excitación son los mismos que critican que el campo sea una ópera la mayoría de partidos. El prototipo de culé pesimista, que piensa que su equipo es no sólo el mejor sino que juega solo, y que si pierde hay que buscar los motivos fuera, no dentro. Haberlos, haylos.

Pasemos al campo. Un amigo me ha llamado catastrofista por el artículo posterior al partido de ida. Me lo he releído y quizá si, el tono fue un tanto apocalíptico. Con la voluntad de ser más optimista y constructivo, pienso que Guardiola ha vuelto a estar mal, y ya es la tercera vez que tengo esa sensación en menos de tres semanas. Contra el Madrid aunque le saliera bien, en la ida en Milán y el miércoles.

El planteamiento inicial me gustó. Si el fútbol es una partida de ajedrez, Guardiola realizó un movimiento de ataque que hizo retroceder –aún más- a Mourinho y su Inter, que tuvieron que inventarse una lesión de Pandev para apuntalar la defensa. Ahora bien, ante el atasco que se produjo en la zona de tres cuartos del Inter, la reacción del de Santpedor fue lenta, de alguien un poco cansado que prefiere hacer un acto de fe.

Para liberar a Xavi había que quitar a gente de su entorno. Pedro estaba pudiendo encarar desde la banda con relativa facilidad. Keita no aportaba nada y Messi, menos. ¿Por qué no se desplazó a Messi a una banda para utilizar su capacidad de desborde y meter a Pedro más cerca del área? ¿Por qué se cambió a Busquets y no a Keita, que lastraba la fluidez en el juego? Pienso, como he dicho, que Guardiola hizo un acto de fe. Pensó que Messi aparecería y desatascaría la eliminatoria con una maravilla. Temerario.

El segundo gran aspecto a tener en cuenta no tiene que ver con el cuerpo técnico, al menos no tanto. Que Guardiola muera en Milán haciendo un cambio –y conservador- y en Barcelona sacando a dos chavales de 1,70 cuando ha de marcar dos goles dice mucho de la planificación de la temporada. Nunca el entrenador ha confiado en su banquillo. Ya la temporada pasada se acabó con las fuerzas al límite, y esta, con Iniesta más lesionado de lo normal y Henry dimitido, se está asemejando a esa temida pared del Angliru llamada Cueña les Cabres. Habrá que fichar o dar un espaldarazo a gente como Bojan, Dos Santos o Jeffren.

En fin, esto no para. Lo bueno de caer en semifinales es que estas entre los mejores, lo malo es que si en Liga todavía te juegas algo, el golpe es doloroso. Y el caprichoso calendario ha querido que el del sábado sea el partido más duro para los barcelonistas. El Villarreal es un ‘coco’ en una gran forma, Xavi es duda y la moral está baja. Un buen momento para ganar un partido y ahuyentar a los malos espíritus.

martes, 27 de abril de 2010

Fútbol y redes sociales

Barcelona está guapa. Guapísima. Los balcones se han engalanado en los barrios más populosos con banderas del Barça, que se mezclan con las ‘senyeres’ catalanas que se colgaron por Sant Jordi y se han dejado a la vista del peatón, como dejando claro que sigue habiendo motivos por los que dar un extra.


En la calle, no obstante, las miradas son distintas. Hay risas nerviosas, algún ‘passarem’ y dudas más que convicción. Es increíble como la gente se ha transformado cuando ha tenido un ordenador y la posibilidad de llegar al mundo. En la red –y en las redes- no hay lugar para la duda. La movilización ha sido de tal calibre que muchos ya han hablado de inducción a la violencia. No lo creo.


Las redes sociales tienen algo muy bueno y algo muy malo. Lo bueno es que nadie las controla, lo malo es que nadie las controla. Cada persona es dueña de lo que dice con la seguridad de que sus outputs llegarán a un número de gente indeterminada. Se puede decir que algunos hayan ido demasiado lejos en la web, pero en ningún caso desde el club se ha alentado.


La experiencia de esta semana –para mi, sin duda, inolvidable y positiva- debe servir para que reflexionemos, los que estamos en esto de las redes en mayor o menor medida, y nos demos cuenta de que lo que digamos ya trasciende nuestro grupo de ‘amigos’ y puede llegar a ser portada de diarios. Y claro, cuando se trata de mensajes cortos como en Twiiter, el margen para la interpretación crece mucho. Demasiado.

¡Remuntada!

En Solo Hinchas (solohinchas.com)

Exhibición de toque la que dio el Villarreal en El Sardinero. Lástima que a este equipo le falte un nueve capaz de marcar más de 20 goles en una temporada, porque de tenerlo estaríamos hablando de algo muy serio. El equipo castellonense ganó y convenció en el juego, aunque se sufrió demasiado ante un Racing que no parece ser consciente de que el descenso acecha.

Al artículo completo

lunes, 26 de abril de 2010

La ruta de la remontada

Que el fin del mundo te pille bailando

Para romper la monotonía, suelo ir cambiando la ruta que me lleva del trabajo a casa. Puede que sea un poco hipocondríaco, pero me va bien ir cambiando. Hoy esta calle, mañana la de más abajo, buscando encontrar algo de diferente que rompa la monotonía.

Sin embargo, desde el pasado jueves no hay nada que varíe mi ruta.

Llegir més
Leer más

sábado, 24 de abril de 2010

Reflexión de sábado por la mañana

Los árabes al parecer ya han comprendido que no pueden arrojarnos al mar. Lo triste es que a los judíos les resulta difícil vivir sin que haya alguien que quiera arrojarlos al mar
Uno, que de pequeño se enamoró del fútbol por mimetismo paterno porque pensó que aquello que tanto preocupaba y emocionaba a su mentor tenía que ser muy poderoso, se siente defraudado consigo mismo cuando se sorprende contando los pequeños detalles que, sin ser decisivos, cree que están adulterando la competición y el deporte que tanto aprecia.

Se alegra al pensar que, al menos, ahora son otros los que lloran, braman y hacen las mil y una porque son incapaces de competir con los que ahora juegan bien, ganan títulos y se llevan los elogios. Y se tranquiliza al pensar que ni comités de competición, horarios de los partidos y decisiones parciales han podido hasta ahora con un equipo que "no tiene precio".


Empieza el sábado leyendo 'Fima' de Amos Oz, un libro sobre un personaje desperdiciado por la sociedad y desquiciado por el cinismo, que sólo se altera al hablar de su Gobierno, el israelí, al que ve alejado de la realidad. Ni una palabra sobre fútbol. Quizá ese maravilloso deporte de 90 minutos al que envuelven miles de horas de estupideces le ayudara a salir de su mundo.

Postdata: Suerte que por Sant Jordi no me han regalado 'Elogio del pesimismo', como a otros.

miércoles, 21 de abril de 2010

Dos imágenes que resumen una vida


Ha muerto Samaranch. A toda prisa, he tenido que redactar para el medio en que trabajo una pieza para complementar la información pura y los cientos de reacciones. Me ha salido esto. Luego he visto cosas muy distintas, sobre todo en los medios catalanes, que apuestan por primar el aspecto político y un tanto oscuro del ex presidente del COI. Aunque en principio me han hecho rabia muchas interpretaciones, tras reflexionar creo que al final eso es el periodismo: primar fuentes, escoger entre versiones. Con cierta dosis de tendenciosidad. En fin, ahí queda.

A la pieza

martes, 20 de abril de 2010

Morir... ¿de éxito?

El error más grande lo cometes cuando, por temor a equivocarte, te equivocas dejando de arriesgarte en tu camino.

El choque entre dos titanes, entre dos osos furiosos con dos maneras opuestas de entender el fútbol, se ha saldado con la victoria neta de uno de ellos: el que ha estado más atento. Ha habido uno que, quién sabe si confiado por sus anteriores victorias, quizás superado por los acontecimientos, ha visto pasar moscas y se ha llevado zarpazos casi mortales.

Mourinho no ha descubierto ningún método nuevo. Si el Barça está al borde de la eliminación es por sus propios errores, puntuales y estructurales. Puntuales, porque la defensa ha estado desastrosa en el marcaje -Alves y Puyol se llevan la palma- y porque se han perdido demasiados balones no forzados. Además, la presión no ha sido la adecuada, ya que la media del Inter tiró balones demasiado fáciles a sus feroces avispas. Y por Guardiola, que ha estado apático en la reacción.

Y estructurales, porque si a estas alturas de temporada, con la paliza de bus a cuestas y perdiendo 3-1, Guardiola sólo se fía de hacer un cambio, algo ha fallado. Si Bojan o Henry no valen, perfecto, pero decidanlo en junio, por favor. Siempre me ha encantado una frase de Luis César, el gallego que entrena al Nástic de Tarragona: "Es más importante el equipo que acaba que el que empieza". Si le hacemos caso, Guardiola ha perdido esta batalla, que no ayudaron a ganar ni Txiki ni Laporta cuando les tocaba, porque Mou sí ha acabado con un equipo adecuado a sus circunstancias.

¿Y el árbitro? Casero, casero. Ha empezado bien, pero se ha ido dejando llevar por el partido, remando con el viento favorable de la victoria local. No ha sido decisivo en la victoria del Inter, que la ha merecido, pero esto no es un partido sino una eliminatoria, y ha habido al menos tres jugadas polémicas dentro del área de los locales. Con un gol más, la manera de encarar la vuelta sería radicalmente distinta.

De Messi no hemos sabido nada, porque no ha aparecido. Tampoco Xavi. El Barça puede estar muriendo de éxito, y no es que Guardiola tenga la culpa, pero a uno le da la sensación de que el de Santpedor está más lento que nunca, con los reflejos atrofiados tras tanta victoria aparentemente fácil. El cambio de Abidal por Ibrahimovic podía llegar a entenderlo con el 2-1, pero no con el gol de Milito.

Queda la vuelta. Con todo, el Barça tiene todo un partido en el Camp Nou para tratar de dar la vuelta a la eliminatoria. Antes, deberá cumplir el 'peligroso' trámite de Xerez. Y es que, si me dan a elegir, llevo meses diciendo que prefiero la Liga a la Champions League. Europa ha pasado a ser un plus.

lunes, 19 de abril de 2010

Administrar el poder

“La primera víctima de la guerra es la verdad”. Es una frase que un congresista demócrata estadounidense de nombre Hiram Johnson dijo en 1917, en plena Primera Guerra Mundial. Como hay demasiada gente que quiere convertir la Liga en una guerra, la frase está muy de actualidad.

Como no soy nada particular de entrar en la batalla del ‘y tu más’...

Leer más
Llegir més

sábado, 17 de abril de 2010

Antiguas y nuevas rivalidades

“Esta ciudad tiene más radiotaxis que sentimientos”

Pintada en una pared de La Paz (Bolivia)


A veces pienso que los derbis no son más que palabras escritas antes y después. Palabras injustificadas y muchas veces injustificables que tratan de convencer de que lo irracional no lo es tanto. Porque, pienso a veces, no por querer unos colores hay que odiar irremediablemente otros. Eso es una invención.

Lo dicho, a veces pienso en todas esas estupideces. Y es que, ¿qué es el fútbol sino un acto de irracionalidad? Racional es el deseo de comer cuando hay hambre. El hombre ha vivido miles de años en la faz de esta Tierra sin necesidad de marcar goles al adversario de toda la vida, pero si de comer.

Por la comida se discutían nuestros antepasados. Por ella marcaban territorios, creaban clanes, libraban guerras. Con el paso de los años y el advenimiento de la Revolución Industrial, esas antiguas rivalidades pasaron a compartir espacio con los odios propios de los nuevos tiempos: había nacido la conciencia de clase, otra excusa racional para inventar rivalidades. Después, por culpa del lenguaje moderno de esa ilusión publicitaria que es la dominante clase media, las rivalidades políticas perdieron gran parte de su contenido

De un proceso como éste nació la rivalidad entre Lazio y Roma. Cuentan las crónicas que, hastiados por las inacabables victorias de los clubes del norte de Italia, diferentes equipos romanos decidieron unirse en 1927. Se negó la Lazio, uno de los ocho equipos de la región, que en un acto de soberbia decidió mantener la sangre pura con que había nacido en 1900 gracias a unos militares adinerados enamorados de los valores del olimpismo.

La Lazio fue desde el inicio el equipo con el que se identificaron las clases pudientes de la región. La Roma, por contra, nacía como el equipo de esas clases trabajadoras a las que convenía dar algo más en que pensar que ideas revolucionarias. No en vano, nació en los años del fascismo del Duce Mussolini. Como quiera que vino la Guerra Mundial y los regímenes autoritarios fueron vencidos, a partir de entonces la Roma fue el equipo de la clase obrera con todas sus consecuencias.

La rivalidad y la bandera de la diferencia se siguió ondeando, y pronto para los romanistas los rivales eran unos ‘burini’ (catetos) de comarca, mientras que para los laziales los capitalinos eran unos flojos, algo inaceptable. "¡Boia chi molla!”, es el canto mussoliniano que todavía suena de vez en cuando en el Olímpico. La traducción, perro el que afloja.

Si son pocos los ingredientes, súmenle que la Roma del Totti que una vez dijo que daría varios años de su vida por marcar un gol al Lazio se juega su liderato recién conquistado ante un rival que este año se ha dedicado a coquetear con el descenso. De momento, el Inter ha metido presión con golazo incluido de Maicon y aviso de Eto’o al Barça.

jueves, 15 de abril de 2010

El Barça, verbenas de verano y el cubo de Rubik

La Liga se muere a pasos tan rápidos que cuesta analizarlos. Una vez más, la jornada deja una exhibición del Barcelona, que venciendo 3-0 al Depor da un pasito más hacia el título, a pesar de la victoria del Madrid por 1-2 en Almería.

Agotados, con el permiso de David Trueba, los adjetivos para Messi, el Barça dio ante el Depor una lección de juego de conjunto. He escuchado que el Depor jugó vencido de antemano. No me lo pareció, yo vi el mejor fútbol de toda la temporada.

El equipo de Guardiola se asemeja, por su belleza al ocupar al terreno, a un cubo de Rubik acabado, y a la felicidad que produce. También por el método. Meticuloso y estudiado algorítmicamente, simétrico y apolíneo.

Como el artilugio que inventó el arquitecto hungaro Enro Rubik, que desordenado parece imposible de completar, el Barça parece superarse en cada combinación, por imposible que parezca, y siempre hay solución para cuando algo se complica. Este equipo juega a demostrar que no hay límites para la física, y pone la barrera un poquito más lejos cada partido en un bucle de erotismo que no parece tener final.

Y desnudos al anochecer nos encontró la Luna. Sí, este equipo es una fiesta como las que describe Sabina en su canción. Una fiesta de pueblo, en uno de esos juveniles veranos sin fin ni preocupaciones aparentes, con el vino tan presente como el baile de una mujer que mueve sus caderas para la Luna.

Uno de esos veranos que sirve de pretexto a Manuel Vicent para su ‘León de ojos verdes’, en los que las experiencias se acumulan una tras otra sin que haya tiempo para la reflexión ni la duda. Sólo Guardiola, un superdotado, parece capaz de poner en orden entre tanta verbena, intento de vaselina, tango y pared imposible.

En fin, todo se acaba, hasta este Barça inmortal caerá algún día. Pero yo, más que de haber visto a Messi, vacilaré de haber sido testigo de un equipo que desafío a la perfección, poniéndola en un serio aprieto.

martes, 13 de abril de 2010

Nuevo resurgir

Empiezo a colaborar con la web Sólo hinchas para escribir sobre el Villarreal. Aquí va el primero sobre el momento dulce por el que pasa el club castellonense.

El Villarreal, quizá por su corta historia en la élite del fútbol español, es un equipo que no conoce medias tintas.

Necesita hundirse en el barro y estar un tiempo remozándose en él para después, no se sabe muy bien como, resurgir de donde parecía no quedar nada, con una fuerza que proviene de la naturaleza, pues cuando se ponen a jugar a fútbol dan gusto.

Al artículo completo

lunes, 12 de abril de 2010

Guardiola falló

Ante las cruyffadas a las que ya nos ha acostumbrado Guardiola, la primera reacción suele ser echarse las manos a la cabeza. A continuación, tratar de descifrar en que ha pensado el entrenador del Barça para llegar a sus conclusiones. Como resulta imposible, uno ya ha decidido esperar a que el partido de o quite la razón al de Santpedor.

A pesar de que el Barça ganó y convenció, pienso que en esta ocasión el técnico no estuvo acertado en el planteamiento.

Leer más
Llegir més

jueves, 8 de abril de 2010

Dos seres humanos

Reflexivos como pocos hombres de fútbol, analizar a Guardiola y Pellegrini por lo que dicen es entrar en sus personalidades, en sus preocupaciones, en sus trabajos. Y es sobre todo hablar de una idea del fútbol común: combinación y empatía con el espectador como vías para el gol.

Desde que es entrenador, Guardiola no da entrevistas. No es que desprecie a la prensa, sino que, hombre de su tiempo, sabe el poder de ésta y –quizá también- que las intenciones no siempre son las mejores. Jamás, en sus ruedas de prensa, se le ha visto un mal gesto con periodistas, pero siempre manteniendo una distancia que marca él. Es su decisión y quiere que le respeten, como él lo hace con el resto. Esta es una de las bases de su triunfo: el respeto del futbolista en tanto que persona.

Pellegrini si da entrevistas. Las justas, pero las da. Para saber más del ideario del chileno, he decidido analizar dos charlas con informadores de cuando triunfaba en el Villarreal. Como Guardiola, le da respeto hablar con la prensa y en público asegura que no le gusta ni reírse ni figurar para no perder la concentración.

Ambos fueron futbolistas, y saben mucho de lo que significa ser un líder. Ninguno de los dos, no obstante, jugó jamás al populismo para ejercer su liderazgo. Son ejemplos de coherencia. El chileno pasó su carrera deportiva en la Universidad de Chile, en los difíciles tiempos de la dictadura militar. A pesar de que su equipo era el símbolo de los perdedores, tiene su idea de la política y jamás ha querido entrar: “es un elemento de desunión. El deporte y el arte deben separarse”, le decía a Juan José Díaz en 2005. Durante aquellos años, estudió Ingeniería.

Guardiola, en cambio, no ha huido de la política. Desde un segundo plano, sin declaraciones nunca altisonantes –quizá algún presidente debiera aprender-, nunca ha escondido su catalanidad. En la última entrevista que le he encontrado, para Marca y en su etapa de formación como entrenador, decía que si Catalunya hubiera tenido selección propia hubiera jugado para ella: “¿Por qué? ¡Porque yo nací en Catalunya!”

Un íntimo suyo como Juanma Lillo –he recogido también sus palabras para que no quedara cojo al tener sólo una entrevista- llegó a decir que veía a Guardiola no solo de entrenador sino de presidente.

Su visión del fútbol

En sus charlas con periodistas, sus reflexiones fluyen, no parecen forzadas. Y tienen un destino: el fútbol. A ambos les gusta explicarse porque entienden que están del lado de los ‘buenos’, de los que tratan bien al cuero. Quizá por ello, cuando les preguntan les sube un poco el ego, sabedores que quien está tras el micro seguramente quiere la clave del elixir.

A quien entrevista a Pellegrini le preocupa especialmente su renuncia a las bandas. Él prefiere hablar de ocupación de espacios: “con extremos hay que jugar siempre, el problema es cómo se ocupan”. El chileno nunca ha jugado con jugadores de banda puros, e intenta explicar su visión del fútbol como una especie de pacto. Para el la clave es “la llegada al grupo”, y “lo primero es conocer a los jugadores y aunar esfuerzos”.

Luego entra en la táctica. Habla de la necesidad de adaptar una idea de fútbol a los futbolistas que uno tiene, y no de condenarlos. Y pone el ejemplo de su Villarreal de Riquelme: “si tenemos a Román, con dos puntas a los que asistir es el doble de peligroso, dará dos o tres balones de gol”.

En cuanto al sistema defensivo, “dos medios centro no que corten, sino que recuperen, porque hay medios que cortan con una falta y dejan la pelota al contrario. Después de recuperarla, que ya requiere un desgaste, deben jugarla de forma simple”. Y como no tiene extremos puros sino interiores que juegan más cerca del centro del campo, colaboración entre ellos.

Guardiola y Capello

A Guardiola, el celebro del Dream Team, preguntarle por su manera de jugar es dar en el grano. Respeta todos los sistemas, pero tiene muy claro cual es el suyo. “En el fútbol entra todo: jugadores protagonistas, otros más especuladores... ¿Y por qué no vamos a tener espacio entrenadores que intenten hacer buen juego? Yo pregunto mucho por otros técnicos: cómo es éste, qué hace ese otro... Pero no hay recetas tácticas mágicas. En la historia se ganó con muy diferentes estilos. Por ello, la solución es hacer lo que uno siente”.

Cuando le preguntan por Capello, contesta sin rencores. Uno le imagina incluso con una sonrisa en la cara, guardándose lo mucho que aprendió en aquel año en la Roma chupando banquillo. “Él fue educado de una forma y es lógico que yo no participara en su fútbol. Al menos, fue coherente”.

Y una más de respeto, al atrevirse el periodista a decir que con Capello no se iban a divertir en Madrid. “Sí, ¿por qué no? Mire, hoy en día, la gente, si su equipo gana, está feliz. Y si alguien tiene crédito como para darle tiempo ése es Capello”.

Así son, y uno se atreve a aventurar que así serán. Al catalán no le ha cambiado un ápice su glorioso año con el Barça. No se permite lujos, y dar entrevistas quizá sería despistarse demasiado. Por ello recomienda a sus futbolistas que no hablen del clásico. Al chileno, si no le cambió la dictadura, ¿quién lo va a hacer ahora? ¿Inda? No creo.

El sábado se verán las caras dos seres humanos en un mundo, como le llamamos en este blog, postracional.

miércoles, 7 de abril de 2010

Robben no sabía que era imposible

El Bayern lo ha hecho porque Robben no sabía que era imposible. El extremo holandés, como ya lo hiciera frente a la Fiorentina, ha sido decisivo con un golazo que personalmente me ha recordado a aquel que marcó Zidane en la final de la Copa de Europa contra el Bayer Leverkusen.

Robben es un 'outsider', un tipo de aquellos tipos de los que nunca sabes que esperar, con una cara hierática que desprende más desgana que otra cosa, bastante inconsciente. Su carácter difícil e individualista hace que motivarlo para una causa sea cuestión de equilibrios. Van Gaal pareció entenderlo, tras unos inicios de relación difíciles, y le ha dado su confianza.

El tulipán es un jugador decisivo donde los haya, con la única pega de las lesiones. Los futbolistas como él se pueden contar con los dedos de una mano. Su bellísimo empalme ha puesto la guinda a una eliminatoria trepidante que se ha decantado del lado de los alemanes, como casi siempre, que dirían los amantes de la historia de los tópicos.

Tras el 2-1, Ferguson ha ganado el partido para el United. Ha sorprendido a casi todos alineando a Rooney -tácticamente perfecto, moralmente reprobable- y se ha aprovechado de la alineación de Van Gaal, que ha apostado por un centro del campo no apto para el control del partido. Las dos bandas han funcionado con Nani y Valencia, y en siete minutos dos goles.

Cuando parecía que el Bayern empezaba a controlar el partido, el tercer mazazo de Nani. Cualquiera hubiera bajado los brazos, pero remar contra corriente con la pechera abierta es especialidad de la casa en Alemania. No habían pasado ni dos minutos cuando Olic -The Man, lo ha bautizado alguno- , el ejemplo perfecto de esa lucha sin tregua, conseguía recortar distancias tras jugada aislada.

La segunda parte prometía emoción y no ha defraudado. Dos hechos han marcado lo que tenía que pasar. Primero, la inocente expulsión de Rafael, pecado de juventud. La segunda, el arrebato de conservadurismo de Ferguson, perdiendo lo que había ganado con el planteamiento inicial. Y el Bayern, más cómodo cuan más desbocado, seguía a lo suyo. A base de córners, de centros sin aparente peligro que se envenenan tras un toque y una llegada desde la segunda línea.

Precisamente a balón parado ha llegado la traca final. Ribery saca desde la banda izquierda. Su globo, sin aparente peligro, vuela al pico del área derecha, donde aparece Robben. El mundo se para por unas milésimas con Robben aguardando la caída de la pelota, recordando a aquel francés excelso que también jugó en el Madrid. Cuando bota y balón impactan, todo se acelera. La pelota, recta como el camino seguido por el Bayern, se cuela en la portería de Van der Sar.

Todo un homenaje al fútbol intenso. De ello algo saben alemanes e ingleses.

martes, 6 de abril de 2010

Espectador si juega Messi

Con todos mis respetos para el maestro Joaquín Sabina, y confiando que el anonimato de este blog permitirá que mi sugerencia no llegará a él para empañar una de sus mejores canciones, creo que cabría añadir un verso a 'La del pirata cojo' que diga 'espectador si juega Messi'. Quiero ver por siempre su descaro, sus ansias de fútbol y sus goles.

Se han dicho tantas cosas que pareciera incluso fácil hablar del argentino. Es celestial, de este planeta o quizá no, desbordante como nadie, eclipsador, parco de palabras y contundente en gestos, el más decisivo, eléctrico y electrizante.

Su manera de cerrar el partido ha sido la del más cruel de los dictadores, pero Messi es un populista. Todos están dispuesto a seguirle por su contundencia, por la manera en que vence. Porque ganar es para él una consecuencia lógica de su fútbol. Por eso, envuelto de torpes racionales en Argentina, se siente perdido.

Comparando su juego con el Barça y con Argentina descubrimos que el mejor de la historia es no sólo excelso sino algo exquisito y clasista. Los 'torpes' humanoides que defienden la albiceleste dirigidos alguien que se le pareció no son suficiente. Él prefiere a los 'avatares' del Barça, a los que entrena uno que le entiende. Con ellos se asocia, les facilita y le facilitan, les lleva a la gloria a cambio de comprensión y de acompañamiento en el extasis.

Porque llega un momento en que Messi ya no está jugando al fútbol. Cual chamán de tribu precolombina, mediante sus driblings se eleva a una categoría ulterior. Sobrepasa lo humano para ir más allá de lo conocido. Y lo mejor es que nos deja acompañarle una vez a la semana.

Recortaré las portadas de mañana. Quiero que mis hijos, mis nietos y los nietos de mis nietos sepan que un tal Messi hizo cosas que no esta al alcance de nadie más. Quiero que sepan que yo lo vi y que me tengan un poco de envidia. Que me pregunten, como yo preguntaba y pregunto por Maradona. Les contestaré que 'la Potra', como le llamábamos entre los miembros de la familia a la que pertenecen, dirigió un equipo bellísimo y que llegó muy lejos, más que cualquier otro, a una dimensión desconocida.

Juanma Trueba, en un arranque de clarividencia digno de estar en los altares de la semántica, dijo que Messi era isotrópico, algo así como tan movible como un mando de videoconsola, con todas las posibilidades. Si, lo es, pero quizá esté un pasito más allá. Quizá sea metafísico.

lunes, 5 de abril de 2010

Bojan y el rito de iniciación

No engaño a nadie si digo que siempre he apostado por Bojan. No soy sospechoso de ser oportunista en este tema, y ahí está la hemeroteca para demostrarlo. Cuando he visto jugar a Bojan con gente de su edad me ha impresionado, pero eso no vale ya para un chico que hace tiempo que desea dar el paso, mediante rito de iniciación.

Esto ha sido y en buena parte aún es una característica de las sociedades humanas. El paso de niño a hombre requiere la superación de una dura prueba. Para algunas tribus es participar en una cacería. Para otros, como los inhóspitos habitantes de la isla de Vanuatu en el Pacífico, se trata de saltar de un precipicio de 30 metros con una cuerda atada a los pies.

Bojan ya no es aquel niño que llegó al primer equipo en un mal momento y al que había que proteger. Guardiola lo dijo muy claro tras sus dos goles frente al Athletic: “Estoy en deuda con él; no puedo tener ninguna queja de él y él si de mi”. Cierto. Bojan, ya sea a base de goles, asistencias o trabajo, siempre ha cumplido.

Tras unos inicios que superaron todas las expectativas –incluso las suyas, ahí está el susto que tuvo cuando fue con la selección-, el canterano ha pasado lo más difícil. Desde finales de la temporada pasada ha visto como la irrupción de Pedro le dejaba en segundo plano. Ya no era el ‘nen’ sino prácticamente un olvidado.

Ha corrido la tinta. Se ha llegado a hablar de sobreprotección parental, de posibilidades de cesiones y de momentos difíciles a nivel psicológico. Un futbolista no son solo sus condiciones, es también su entorno. Es por ello que Bojan celebra ahora los goles como un acto de superación personal, cuando para él siempre había sido algo cotidiano.

Bojan tiene margen para crecer, Henry no. El de Linyola marca un gol cada 116 minutos, el francés uno cada 508. El canterano demuestra ambición en cada partido, ver al ex del Arsenal pasearse por el Emirates como si no fuera con él resultó casi patético. Dos goles merecen continuidad, y Bojan es tan capaz o más de participar del juego del equipo. Creer en él no es ningún acto de fe, creen en Henry si.

Demos al joven la posibilidad de dar ese paso definitivo hacia la madurez. No habrá mejor partido para que Bojan supere el rito de iniciación.

jueves, 1 de abril de 2010

Resaca del Emirates

El árbitro pita. Pasan de las 22.30. Rabia, decepción. Me marcho para casa, digo a los amigos. Esquivo las cervezas de los más de veinte asistentes a la velada y bajo a la calle. Pienso. ¿Escribo ahora, en caliente y con el enfado, o lo dejo para mañana? Decido ver las caras en el Metro, a ver como veo a la gente. Pero estamos en vísperas del Jueves Santo, y en el Metro de Barcelona, semivacío, sólo hay guiris a los que la vida les parece maravillosa.

Para equilibrar el mundo, decido enfadarme aún más y escribir al llegar a casa. Cabizbajo, pensando en las incontables ocasiones perdidas, enciendo el ordenador. Las imágenes de los primeros minutos se agolpan en mi mente. El córner de Busquets, la triple ocasión desperdiciada, el chut de Messi…

Pero ayer no era mi día, y el wi-fi decide por mí. Esta noche estoy de fiesta, amigo. Está bien, lo dejo para mañana.

Y, por la mañana, la sensación de impotencia y de ocasión perdida es la misma. Ni los dos goles como soles de un Ibrahimovic al que he defendido hasta la extenuación frente a las críticas –al final, con dosis de humor negro- que contra él se han vertido sirven para que me sienta mejor.

Un 2-2 no es mal resultado, me pareció escuchar saliendo del piso donde vi el partido. Pero no es el resultado final lo que importa, sino el cómo. Tras haber destrozado cualquier comparación posible con unos primeros quince minutos de ensueño y tras haber dominado a un Arsenal empequeñecido durante muchos minutos. Sin el mejor Messi, sin Iniesta.

Duele. Duele porque en la vuelta no estarán ni Piqué ni Puyol. Aunque tampoco estará Cesc, duele porque el ser humano no está preparado para controlar la incertidumbre, y con el 0-2 no había lugar para ella en mi mente. Ahora sí, habrá que esperar al Camp Nou para decidir esta eliminatoria que teníamos en un bolsillo agujereado. Duele porque temo acordarme de los primeros quince minutos toda la vida, y no precisamente por el homenaje al fútbol. A mi me duele.