Hace unos años uno de los mejores momentos de la semana era leer a Valdano en Marca. Su defensa del buen fútbol, de la dignidad y el gusto del buen futbolista, y de la humanidad en una profesión llevada a la irracionalidad total por el dinero me daban la sensación de estar ante la excepción positiva. Coherencia en fútbol, madre mía.
Si quedan excepciones, Valdano ya no es una de ellas. Su silencio ante la agresión de Mourinho a Pedro León no es nuevo. Hace tiempo que está plegado a los deseos de Florentino Pérez, que le contrata, supongo, para humanizarse. No se si lo consigue, pero que se come al Valdano poeta, lo tengo clarísimo.
La situación del argentino me parece comparable a la de Zapatero. Pocos pensamos que Valdano esté de acuerdo con estas agresiones, y no pienso que el Presidente del Gobierno comulgue con la reforma laboral que le han impuesto. Pues vete, joder.