martes, 30 de marzo de 2010

Bayern: la competitividad de la Liga vale para Europa

Me cuelgo la medalla... a pesar de que por un momento he tenido que rectificar. Que nadie me pregunte porqué, pero todo el día he estado pensando que el Bayern iba a ganar el partido de esta noche.

Quizá la Champions le debía algo al Bayern después de aquella final que perdió en Barcelona. Quizá, pero no era ese mi pálpito. Sin ser un gran seguidor de la Bundesliga, a uno le da la impresión de que el campeonat alemán en los últimos años es pura competitividad. Incontables equipos van y vienen, suben y bajan en la clasificación y complican la vida a los de siempre. Y eso se nota en competitividad.

Contrapongamoslo con el equipo que más ligas ha ganado en los últimos años: el Olimpique de Lyon en Francia. Los galos nunca hicieron nada reseñable en Europa a pesar de tener equipo para llegar alguna temporada, como mínimo, a semifinales. Si semanalmente no tienes que meter la quinta para ganar, la Champions te puede coger frío... y se paga.

El Bayern, en cambio, vive en un 'ay' continuo. Los de Van Gaal no han podido ganar en doce ocasiones esta temporada -ocho empates y cuatro derrotas-, lo que es mucho para un segundo clasificado. Al Bayern competir no le resulta extraño, y hoy le ha servido.

Vaya si le ha servido. Tras verse por debajo en el minuto 1, ha dominado sin sentirse incómodo bajo la batuta de Van Bommel, Pranjic y Ribery. El premio ha llegado en la segunda parte. Dos goles que son puro corage y castigo para un covarde United que no ha querido jugar a nada tras verse por delante... sin hacer nada.

¿Sorpresa?

Cuando estaba a punto de escribir un breve diciendo que esperaba mucho de la eliminatoria entre el Manchester y el Bayern, ha marcado Rooney. Iba a decir que me olía a sorpresa, pero claro... perdiendo en el minuto 1 y sin Robben... A ver que nos depara.

lunes, 29 de marzo de 2010

El Madrid y el cerebro humano

El viernes, escuchando un interesante debate radiofónico sobre el futuro del planeta, hubo una frase que me encantó. "El cerebro humano reacciona no cuando entiende algo sino cuando lo siente", venía a decir, para justificar la falta de acción política y ciudadana por el medio ambiente.

El Madrid debe funcionar como el cerebro. Es un equipo al que parece motivarle asomarse al precipicio.

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martes, 23 de marzo de 2010

El vodevil de las elecciones en Can Barça

Tras 24 horas de locos, llega la hora de poner en orden este vodevil en que se ha convertido la carrera electoral en Can Barça, con Laporta haciendo el ridículo y agarrándose a Jaume Ferrer cuando ha visto que su amado delfín, el compañero de pupitre y fiel Alfons Godall, se aliaba con Ferrán Soriano.

Explicaciones que intentan dar cuenta de lo ocurrido hay muchas. Yo me quedo con la política, quizá la más descorazonadoro y, quizá por ello, más probable. A Ferrer se le considera un hombre de Convergència i Unió, del nacionalismo burgués de toda la vida, y hay quien apunta que el hijo empresario de Jordi Pujol anda detrás de su candidatura.

¿Quién nos dice que Laporta, tan aparentemente independentista él, no ha sido convencido por las hordas moderadas de CiU para que abrace al continuista espiado que es Ferrer después de decirle de todo cuando supo que se presentaba? ¿Alguien puede asegurar que el pacto no irá más lejos y que Laporta finalmente abandonará su proyecto político porque molesta a Artur Mas, candidato a la presidencia de la Generalitat por CiU?

Quizá Laporta se haya pasado de listo, quizá haya pensado que era el rey del mundo y que podía ir de ‘outsider’ proclamando independencias cuando le apeteciera. Pues quizá no. Quizá todo esté un poco más atado y nuestro personaje resulte no ser tan valiente. Sólo el tiempo quitará los quizás.

A todo esto, y mientras Laporta y Ferrer se hacían carantoñas en el palco del Palau Blaugrana, más de uno en el continuismo duda o, directamente, se da con la cabeza contra la pared. ¿Sin Godall, quién mantendrá a Joan Oliver? Probablemente nadie. ¿Qué hará Sala i Martín? Probablemente esperar a tener alguna encuesta fiable de lo que puede hacer Ferrer para decidir si le da apoyo.

La otra gran duda es si Soriano será capaz, junto con Godall, de meter la cabeza en este mano a mano entre Laporta –perdón, Ferrer- y Sandro Rosell. Muchos quieren vender al presidente de Spanair como el candidato socialista, pero su perfil es mucho más ambicioso. Podemos relacionar a Mas y Ferrer, pero difícilmente a Soriano y Montilla.

Vaya papeleta les espera a los socios… y vaya meses nos esperan…

domingo, 21 de marzo de 2010

Empezar con Benítez, acabar con Messi

El tiempo no acompañaba, pero Barcelona llenó los bares para asistir a otra clase magistral de Messi. La verdad, la lluvia a estas alturas ya no engaña. Es de soñadores pensar que una nube de media tabla pueda aguar la fiesta a Barça o Madrid, dos equipos que por vías distintas se presumen prácticamente imbatibles. Los primeros gracias a un pequeño argentino que convierte en oro todo lo que toca, los segundos porque tiran de riñón como nadie cuando las rampas lo hacen necesario.

Y así, entre borrascas poco amenazantes y soles de primavera llegaremos al 9 de abril con todo por decidir. El cielo se cerrará y las espadas estarán en todo lo alto. Madrid será la sede de la primera de las dos finales que se disputarán este año en el Bernabeu, y los locales querrán aprovechar la única en que tomarán parte.

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viernes, 19 de marzo de 2010

Una rivalidad de la época del Luddismo

Las rivalidades históricas y tantas veces irracionales son las que hacen del fútbol el deporte rey. Una amalgama de colores que representan historias, unas más ciertas y otras ciertamente místicas, y sobre todo sentimientos. No obstante, cuando el sentimiento ciega la razón, el resultado siempre es desastroso.

Por eso, ante los bastardos que piensan que abriendo la cabeza a un hincha rival hacen bien a su equipo, siempre me gusta recordar la frase que dijo Jock Stein, seleccionador escocés: “Tenemos la mejor hinchada del mundo, pero nunca he visto a un hincha marcar un gol”.

Pero vayamos a lo positivo, de lo negativo siempre habrá tiempo para hablar. Este sábado se enfrentan en Old Trafford dos de los equipos con más solera e historia común de la Premier League: Manchester United y Liverpool.

Se trata de los dos equipos que, con permiso del decano Everton y de los ‘nuevos burgueses’ Chelsea y Arsenal, han dominado la Premier, sometiéndose el uno al otro en distintas décadas.

Cuentan las crónicas que la rivalidad entre los clubes nace de cierto odio entre ambas ciudades.

Eran los años de la Revolución Industrial, del proletario sufrido y el burgués sometedor, y Manchester se erigía como el gran referente fabril de Inglaterra. No obstante, todas las materias primeras tenían que pasar por el puerto de Liverpool para llegar a Manchester.

Cansados de ver pasar las materias con las que se desarrollaba la ciudad vecina, las autoridades de Liverpool decidieron imponer una tasa a todos los productos que desembarcaban en el puerto, causando importantes gastos a Manchester.

Esta rivalidad económica, es decir, de élites, entre dos ciudades bulliciosas cuyos habitantes suficiente hacían con sobrevivir se trasladó con el tiempo a los terrenos de juego, más por el derrumbe del Everton, histórico rival del Liverpool, que por ese pasado de barcos llenos de máquinas de la época del Capitan Ludd.

Mañana ambos volverán a enfrentarse en un interesantísimo duelo con objetivos diferentes. El Liverpool por la Champions y el United por la Liga se verán las caras en un interesante duelo que en las últimas temporadas han dominado los de Benítez, especialistas en ganar a los grandes y tirar ligas en campos de segundo nivel.

En liza, también, los dos mejores goleadores de Inglaterra. Rooney, pichichi y aspirante a la Bota de Oro, y Torres, el futbolista que más goles marca en menos minutos.

Postdata: la reflexión del principio iba por Francia, donde grupos rivales de aficionados del PSG se han enfrentado, provocando un muerto. Los fascistas de las Kop y los nuevos franceses procedentes del fallido ascensor social de los Autevil han llegado demasiado lejos.

miércoles, 17 de marzo de 2010

El Barça certifica la reinvención

Las batallas no se ven. Es una máxima bélica que habla de la tensión de los enfrentamientos. El soldado entra en una especie de éxtasis en el que sólo ve enemigos alrededor y sólo tiene un objetivo: devorarlos.

Lo bueno de este Barça es que es tan grande su superioridad que convierte los partidos no en batallas sino en dulces asedios que permiten al observador ver con claridad muchos movimientos que en un toma y daca serían imposibles de detectar.

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martes, 16 de marzo de 2010

El peor Chelsea, el mejor Mourinho

Corría el minuto 70 cuando Motta remataba alto un balón de Sneijder. Mourinho se llevaba las manos a la cabeza sin levantarse de su banquillo. El técnico portugués se ponía en su anterior papel, el de técnico del Chelsea, y volvía a la realidad pensando en que había que marcar si no querían caer eliminados. Las grandes noches de Stamford se podían volver contra él, podía probar la pócima que enseñó a sus antiguos futbolistas.

Pero no, contra el Inter se ha visto el peor Chelsea europeo en años. Poco o nada ha quedado de aquel equipo hiperactivo, combativo y matador que cada año partía como favorito cuando la liguilla de calentamiento a seis tocaba a su fin.

Y lo peor es que se han ido con deshonra: su propio estadio medio vacío, los interistas moviendo la pelota con ‘olés’ de fondo y una sensación de incapacidad e impotencia que sólo han sabido arreglar a patadas.

Y si el Chelsea no ha estado a la altura ha sido por el gran partido hecho por el Inter, que ha administrado su ventaja de la ida con una soltura digna del mejor gestor. Sin ahogos, con suficiencia. Mourinho, lejos de amilanarse, ha salido con un equipo ofensivo y rabioso, lo que le ha permitido combinar ataques rápidos con transiciones defensivas en las que participaban todos. La mejor prueba de ello son las bandas: Eto’o y Pandev.

Pero la clave ha estado en el centro del campo. Ni Ballack ni Lampard han podido llevar la manija en ningún momento, ahogados por Cambiasso y Motta, este último colosal e intuitivo. Dejé escrito en alguna parte hace años, cuando el italoargentino jugaba en el Barça, que se le veía todo, y que se haría futbolista en la medida en que aportará soluciones silenciosas al equipo. Cada vez lo consigue más, y sólo la lacra de las tarjetas y los tópicos hacen que en España aún no se le reconozca. Mou, en cambio, le ha hecho pieza clave de su Inter ganador.

Pero si alguien ha destacado ha sido Sneijder. El ex del Madrid ha sabido encontrar, sobre todo en las aguas revueltas de la segunda parte, un espacio entre el centro del campo y la defensa del Chelsea que ha acabado por destrozar a los blues. Hasta cinco pases de gol claro le he contado en poco más de media hora. El holandés, liberado de trabajo, ha sacado su mejor versión: exquisito, potente, luchador y asistente. Sneijder ha encontrado su sitio en la nueva casa de un Mourinho que prefería a Deco en verano.

Su pase a Eto’o ha sido antológico, pero no era el primero. Control, levanto la cabeza y la doy con precisión. Trabajo de mediapunta. Sutileza en estado puro. La amapola holandesa y el tigre camerunés deciden en casa del eterno aspirante, de un equipo que puede volver a intentarlo o deshacerse -¿para siempre?-. De un equipo que vive peor sin Mou.

domingo, 14 de marzo de 2010

Anatomía de un instante

En su libro sobre el 23-F, Javier Cercás (re)escribe sin miedos ni tabúes lo que ocurrió aquellas horas en las que la entonces débil democracia española pasó su prueba de fuego.


Sin querer entrar en comparaciones, también el Barça pasó una prueba de fuego este fin de semana contra el Valencia. Y el partido también tuvo un instante clave, del que se puede escribir una anatomía. Corría el minuto 42 cuando Albelda se llevó la mano a los isquiotibiales. El 4 valencianista salía de una lesión, pero Emery, sabedor de que al Barça se le ahoga en el centro del campo, apostó por él.


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miércoles, 10 de marzo de 2010

En octavos, por sexto año

Había un sabio a mi lado que lleva muchos partidos a cuestas. Al ver la pelota pasar por debajo de las piernas de Lloris y al Bernabeu caerse con el 1-0, dijo que si el Madrid no marcaba el segundo en diez minutos, era lo mejor que le podía pasar al Lyon.

A la media parte le pregunte. “¿Por qué?” Él, sin inmutarse, me explicó que el ADN del Madrid no le va la pausa. Cuando empieza algo y no lo acaba, se le complica. En Chamartín están acostumbrados a que después del primero caiga el segundo y, si es necesario, el tercero.

Pero no, esta vez no. El Madrid mostró su otra cara, la incapaz de vencer a equipos de entidad que le plantean el partido a la contra. No es el de Pellegrini un equipo que esté cómodo en la construcción estática, no es ese su estilo. Y cuando juega a ello es incapaz de hacerlo sin dejar unos huecos que en cualquier pizarra táctica serían un suspenso.

Las previsiones de mi compañero se cumplieron, y la segunda parte fue un quiero y no puedo de Cristiano y compañía, con Kaká desaparecido e Higuaín negado. ¿Pellegrini? Es difícil pedirle más, aunque escucharemos barbaridades y se escribirán locuras.

Suenan los cohetes en Barcelona –no es broma-, en la Ciudad Condal están, más que contentos, aliviados. Muchos pensaron, en un razonamiento muy culé –y pesimista-, que lo del sábado sería eterno, que el Madrid había dado el paso al frente definitivo. Y no, en fútbol todavía hay ciertas reglas que hay que cumplir, y hacer un equipo cuesta mucho, sobre todo con la presión que supone gastarse 250 millones.

El Madrid ha vuelto á caer en octavos -y van seis años- ante un equipo serio atrás y voluntarioso adelante en el que han destacado Cris, Lisandro por su esfuerzo y el joven Gonalons por su clase y saber estar. Mal de muchos…

martes, 9 de marzo de 2010

Un triunfo para los románticos

Uno, que siente cierta simpatía por los románticos que suelen quedarse en la orilla sin llegar a la playa en los momentos claves, se alegra enormemente de la victoria del Arsenal. Pienso que el equipo de Wenger -que ha ganado 5-0 al Oporto- se merece como pocos estar en los cuartos de final de la Champions.


Recuerdo aquellos siete fatídicos días en los que el Arsenal parecía haberlo perdido todo tras verse avasallado por dos máquinas de ganar como son el United y el Chelsea, esta victoria, como los anteriores en Liga, dejan si cabe mejor sabor de boca.


Sobre todo, porque el baile en el Emirates al Oporto se ha conseguido sin Cesc. Definir al catalán ya está caduco, simplemente es el mejor y se le exige y rinde como tal. Ahora bien, hasta ahora, en los partidos grandes, futbolistas como Arshavin o Nasri no habían dado la talla.


El ruso como asistente de lujo y director de orquesta y el francesito como goleador y estilete se convirtieron en los protagonistas junto a un Bendtner que, quizás, haya dado el paso necesario para olvidarse de los granos en la cara y los peinados de rockero teenager y convertirse en un delantero centro de equipo grande. Condiciones tiene, sólo le falta explotar y muchas veces el ‘boom’ se produce con un gran partido en una gran cita.


En Florencia (3-2), el Bayern se ha llevado el gato al agua en un partido loco, irregular, de esos que le encantan a Robben, que ha marcado el tanto que ha dado el pase a los de Van Gaal. Pero esa es otra historia. En fútbol siempre han ganado los alemanes. Es más importante que, de vez en cuando, ganen los románticos.

lunes, 8 de marzo de 2010

¿Hay vida después de Almería?

¿Hay vida después de Almería? A las doce de la noche del sábado tenía claro que no. El espectáculo que acababa de ver era de tal virulencia, el Madrid había demostrado una fuerza tan alejada de lo humano, que me era imposible pensar que el liderato fuera recuperable para el Barça.

Ahora, con la distancia de las horas y siguiendo asombrado por la victoria del Madrid, pienso que queda mucho y que, si los cálculos no me fallan, al Barça y a su rival sólo le separan tres goles, teniendo los de Guardiola, de momento, el goal average particular a favor.

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viernes, 5 de marzo de 2010

Henry y La bola de nieve

La bola de nieve funciona de tal manera que todo lo que arrastra se suma al conjunto de la materia que la forma. Su poder es tremendo, así como su fuerza, pero siempre tiene un final. Por ello, su recorrido se asemeja al de una huida hacia delante.

El Barça va justo de fuerzas. Los excesos del año pasado y la –inevitable en determinados momentos- reserva de fuerzas para el Mundial amenazan al grupo de Guardiola, que trata de utilizar la técnica de la bola de nieve para tratar de completar otra temporada exitosa.

Ahora mismo, Henry no sería más que una ramita de pino de esa bola blanca que podría ser el equipo azulgrana. Pero cuando se va justo todo esfuerzo extra se agradece, todo aporta. Por ello Guardiola dice que Henry les hará falta, porque aunque no sea titular –para mi está por detrás de Pedro, Bojan e incluso alguno más- unos minutos de refresco por aquí y un partido como titular por allá permitirán al resto respirar.

Guardiola, ahora mismo, no puede pensar en jugar partido a partido. La estrategia tiene que ser a medio plazo, de aquí a final de temporada. Por ello, ahora que los toros están tan de moda, le ha echado un capote al francés, silbado hasta por Saint Denis.

¿Y después del final de temporada? Pues vendrá el Mundial, respondería el de Santpedor haciendo uso de su habitual humor quitahierros. Si, y la cita internacional pasará, y vendrá la pretemporada. Y, si alguien no compensa un poco esta plantilla, seguirá la huída hacia delante.

lunes, 1 de marzo de 2010

El Barça (casi) choca con las paredes

Una pared puede ser un elemento de protección, pero también un impedimento para entrar donde quieres. El sábado, las paredes estuvieron a punto de costarle al Barcelona unos puntos valiosísimos. Suerte que Xavi tiene algo de albañil mañoso y supo deshacer el entuerto con un pase maravilloso para que Alves y Messi sentenciaran.

La primera pared contra la que se estrelló el Barça fue la defensa ideada por el Málaga, que copió el sistema con el que otros han sacado algo positivo frente a los culés o han muerto en la orilla. Presión fuerte y arriba renunciando a la pelota y a jugar con fuego, a esperar que el primer gol tarde en llegar.

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