jueves, 29 de abril de 2010

Baño de realismo

Papá, ¿por qué somos del Atleti?

FELICIDADES COLCHONEROS

El Barça se dio un baño de realismo –sin aspersores- frente al Inter tras una semana de pasión. La palabra derrota vuelve a estar en el diccionario. Se ha escrito y hablado mucho a posteriori sobre la posible sobredosis de excitación con la que el equipo salió al campo tras las indefinibles muestras de apoyo que recibió durante la semana. No me creo nada. Me parecen excusas baratas para no afrontar debates tácticos en los que el Barça ha perdido. Si se hubiera ganado, Mourinho igual habría sido protagonista, igual habría habido excitación en las redes sociales y Motta seguiría siendo un tipo con una clase tremenda pero con el cerebro de un ciempiés.

En definitiva, meter a la afición de por medio roza el patetismo. Si alguien fue violento, allá él. El comportamiento general fue exquisito, el Camp Nou rugió como la más feroz de las barras argentinas y no se dio por vencido. Temo que los que ahora hacen tesis sobre los límites positivos de la excitación son los mismos que critican que el campo sea una ópera la mayoría de partidos. El prototipo de culé pesimista, que piensa que su equipo es no sólo el mejor sino que juega solo, y que si pierde hay que buscar los motivos fuera, no dentro. Haberlos, haylos.

Pasemos al campo. Un amigo me ha llamado catastrofista por el artículo posterior al partido de ida. Me lo he releído y quizá si, el tono fue un tanto apocalíptico. Con la voluntad de ser más optimista y constructivo, pienso que Guardiola ha vuelto a estar mal, y ya es la tercera vez que tengo esa sensación en menos de tres semanas. Contra el Madrid aunque le saliera bien, en la ida en Milán y el miércoles.

El planteamiento inicial me gustó. Si el fútbol es una partida de ajedrez, Guardiola realizó un movimiento de ataque que hizo retroceder –aún más- a Mourinho y su Inter, que tuvieron que inventarse una lesión de Pandev para apuntalar la defensa. Ahora bien, ante el atasco que se produjo en la zona de tres cuartos del Inter, la reacción del de Santpedor fue lenta, de alguien un poco cansado que prefiere hacer un acto de fe.

Para liberar a Xavi había que quitar a gente de su entorno. Pedro estaba pudiendo encarar desde la banda con relativa facilidad. Keita no aportaba nada y Messi, menos. ¿Por qué no se desplazó a Messi a una banda para utilizar su capacidad de desborde y meter a Pedro más cerca del área? ¿Por qué se cambió a Busquets y no a Keita, que lastraba la fluidez en el juego? Pienso, como he dicho, que Guardiola hizo un acto de fe. Pensó que Messi aparecería y desatascaría la eliminatoria con una maravilla. Temerario.

El segundo gran aspecto a tener en cuenta no tiene que ver con el cuerpo técnico, al menos no tanto. Que Guardiola muera en Milán haciendo un cambio –y conservador- y en Barcelona sacando a dos chavales de 1,70 cuando ha de marcar dos goles dice mucho de la planificación de la temporada. Nunca el entrenador ha confiado en su banquillo. Ya la temporada pasada se acabó con las fuerzas al límite, y esta, con Iniesta más lesionado de lo normal y Henry dimitido, se está asemejando a esa temida pared del Angliru llamada Cueña les Cabres. Habrá que fichar o dar un espaldarazo a gente como Bojan, Dos Santos o Jeffren.

En fin, esto no para. Lo bueno de caer en semifinales es que estas entre los mejores, lo malo es que si en Liga todavía te juegas algo, el golpe es doloroso. Y el caprichoso calendario ha querido que el del sábado sea el partido más duro para los barcelonistas. El Villarreal es un ‘coco’ en una gran forma, Xavi es duda y la moral está baja. Un buen momento para ganar un partido y ahuyentar a los malos espíritus.

1 comentario:

  1. Hola, muy buen blog. Te interesaría un intercambio de lonks?.
    http://chovenaplaza.wordpress.com/

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