Generalizando y a riesgo de equivocarme, el periodismo deportivo en nuestro país me parece de una banalidad fuera de dudas. La mayoría de periodistas son incapaces –o sus empresas no les dejan- de salir de las líneas del terreno de juego.
El deporte en general, y el fútbol en particular, son mucho más que veintidós tipos detrás de una pelota. Hay mucho más. Cada club tiene una cultura detrás, cada competición, una idiosincrasia que hay que entender para explicar lo que pasa en el campo. Y, sobre todo, me parece que el deporte es algo arraigado a la sociedad, que impregna a éste de sus características, distintas en cada lugar.
Hay una élite de periodistas deportivos que tratan de entenderlo, y algunos lo consiguen. Caso de Enric González o Ramón Besa en España, sucesores de Vázquez Montalbán, de Juan Villoro en Sudamerica, o de Cándido Cannavò en Italia. Son gente que sabe que escribe de algo que mueve pasiones y que no puede simplificarse a un gol en fuera de juego o un error arbitral.
Cannavò, además del deporte, tenía otra pasión: la Gazzetta dello Sport. Allí empezó con poco más de 20 años y allí ha acabado su vida. Con su otra familia. En su último viaje, estuvo en Barcelona para recibir el premio Vázquez Montalbán de Periodismo Deportivo. Yo tuve la suerte de estar allí para entrevistarle. Con 78 años, daba envidia su lucidez, su facilidad para la broma. En dos minutos, con un par de bromas sobre Messi y el estado de gracia del Barça, se metió en el bolsillo a un auditorio que había acudido a ver a Roberto Saviano.
En la que seguramente fue su última entrevista, conversó conmigo y una compañera. Nos atendió de buen grado tras la ceremonia, y habló de Barcelona, de Saviano, de su amigo Samaranch, de las olimpiadas y mundiales que ha cubrido, e incluso de Messi. Fue una conversación corta, pero tuvo tiempo de dejar claro cual había sido el axioma de su periodismo: “El periodismo y el deporte, sin la humanidad, son una auténtica banalidad”. Eso lo mantuvo en este difícil mundo del periodismo durante 50 años, dedicados todos ellos a engrandecer la Gazzetta. Ahora una hemorragia cerebral se lo ha llevado. ¡Suerte, maestro!
El deporte en general, y el fútbol en particular, son mucho más que veintidós tipos detrás de una pelota. Hay mucho más. Cada club tiene una cultura detrás, cada competición, una idiosincrasia que hay que entender para explicar lo que pasa en el campo. Y, sobre todo, me parece que el deporte es algo arraigado a la sociedad, que impregna a éste de sus características, distintas en cada lugar.
Hay una élite de periodistas deportivos que tratan de entenderlo, y algunos lo consiguen. Caso de Enric González o Ramón Besa en España, sucesores de Vázquez Montalbán, de Juan Villoro en Sudamerica, o de Cándido Cannavò en Italia. Son gente que sabe que escribe de algo que mueve pasiones y que no puede simplificarse a un gol en fuera de juego o un error arbitral.
Cannavò, además del deporte, tenía otra pasión: la Gazzetta dello Sport. Allí empezó con poco más de 20 años y allí ha acabado su vida. Con su otra familia. En su último viaje, estuvo en Barcelona para recibir el premio Vázquez Montalbán de Periodismo Deportivo. Yo tuve la suerte de estar allí para entrevistarle. Con 78 años, daba envidia su lucidez, su facilidad para la broma. En dos minutos, con un par de bromas sobre Messi y el estado de gracia del Barça, se metió en el bolsillo a un auditorio que había acudido a ver a Roberto Saviano.
En la que seguramente fue su última entrevista, conversó conmigo y una compañera. Nos atendió de buen grado tras la ceremonia, y habló de Barcelona, de Saviano, de su amigo Samaranch, de las olimpiadas y mundiales que ha cubrido, e incluso de Messi. Fue una conversación corta, pero tuvo tiempo de dejar claro cual había sido el axioma de su periodismo: “El periodismo y el deporte, sin la humanidad, son una auténtica banalidad”. Eso lo mantuvo en este difícil mundo del periodismo durante 50 años, dedicados todos ellos a engrandecer la Gazzetta. Ahora una hemorragia cerebral se lo ha llevado. ¡Suerte, maestro!
Cannavó ha sido un mito del periodismo deportivo, un revolucionario ¡Y pensar que iba para médico!. En relación al resto de nombres que aparecen en tu post me gusta Enric González pero no puedo decir lo mismo de Villoro, que me parece demasiado críitoc. Otro autor que también dedica escritos al deporte, principalmente al fútbol es Humberto Eco, autor de "El nombre de la rosa"
ResponderEliminarHola, está muy bien esta entrada.
ResponderEliminar¿Qué opinas del partido del Barcelona?
por favor contéstame en mi blog
GRACIAS
Sin duda, un crack dentro del periodismo. Ahora hay periodistas que no saben ni de qué hablan...
ResponderEliminarDescanse en Paz.
Adéu!