martes, 16 de marzo de 2010

El peor Chelsea, el mejor Mourinho

Corría el minuto 70 cuando Motta remataba alto un balón de Sneijder. Mourinho se llevaba las manos a la cabeza sin levantarse de su banquillo. El técnico portugués se ponía en su anterior papel, el de técnico del Chelsea, y volvía a la realidad pensando en que había que marcar si no querían caer eliminados. Las grandes noches de Stamford se podían volver contra él, podía probar la pócima que enseñó a sus antiguos futbolistas.

Pero no, contra el Inter se ha visto el peor Chelsea europeo en años. Poco o nada ha quedado de aquel equipo hiperactivo, combativo y matador que cada año partía como favorito cuando la liguilla de calentamiento a seis tocaba a su fin.

Y lo peor es que se han ido con deshonra: su propio estadio medio vacío, los interistas moviendo la pelota con ‘olés’ de fondo y una sensación de incapacidad e impotencia que sólo han sabido arreglar a patadas.

Y si el Chelsea no ha estado a la altura ha sido por el gran partido hecho por el Inter, que ha administrado su ventaja de la ida con una soltura digna del mejor gestor. Sin ahogos, con suficiencia. Mourinho, lejos de amilanarse, ha salido con un equipo ofensivo y rabioso, lo que le ha permitido combinar ataques rápidos con transiciones defensivas en las que participaban todos. La mejor prueba de ello son las bandas: Eto’o y Pandev.

Pero la clave ha estado en el centro del campo. Ni Ballack ni Lampard han podido llevar la manija en ningún momento, ahogados por Cambiasso y Motta, este último colosal e intuitivo. Dejé escrito en alguna parte hace años, cuando el italoargentino jugaba en el Barça, que se le veía todo, y que se haría futbolista en la medida en que aportará soluciones silenciosas al equipo. Cada vez lo consigue más, y sólo la lacra de las tarjetas y los tópicos hacen que en España aún no se le reconozca. Mou, en cambio, le ha hecho pieza clave de su Inter ganador.

Pero si alguien ha destacado ha sido Sneijder. El ex del Madrid ha sabido encontrar, sobre todo en las aguas revueltas de la segunda parte, un espacio entre el centro del campo y la defensa del Chelsea que ha acabado por destrozar a los blues. Hasta cinco pases de gol claro le he contado en poco más de media hora. El holandés, liberado de trabajo, ha sacado su mejor versión: exquisito, potente, luchador y asistente. Sneijder ha encontrado su sitio en la nueva casa de un Mourinho que prefería a Deco en verano.

Su pase a Eto’o ha sido antológico, pero no era el primero. Control, levanto la cabeza y la doy con precisión. Trabajo de mediapunta. Sutileza en estado puro. La amapola holandesa y el tigre camerunés deciden en casa del eterno aspirante, de un equipo que puede volver a intentarlo o deshacerse -¿para siempre?-. De un equipo que vive peor sin Mou.

3 comentarios:

  1. Un planteamiento táctico que no era ofensivo. En defensa, un 4-5-1 con ayudas en banda para evitar la amplitud de los laterales y para deshabilitar el dos contra uno. En ataque, gente con criterio en la medular para tener una salida rápida a la contra. La velocidad de Samuel Eto´o en banda para que cumpliera dos funciones: la defensiva (evitar que el lateral atacara) y la atacante (crear espacio para la subida de Maicon). Todo salió bien y se ha conseguido una doble victoria, algo que muchos olvidan.

    Saludos desde La Pizarra

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  2. Pienso, compañero Pablo, que para lo que Mourinho acostumbra el planteamiento era, no sólo ofensivo, sino muy inteligente. Podría haber optado por el autobús, pero él mismo, creador del Chelsea, sabía que no valía la pena.

    X. Prera

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