La final de Copa promete dejarnos imágenes que, a buen seguro, molestarán a muchos. Dos aficiones hermanadas, ikurriñas y senyeras inundando Valencia, canticos contra el Estado español y quién sabe si algún incidente con algún que otro ultra de derechas, que haberlos haylos. Seguro que los 'Puta España' sonarán mucho más que los silencios de la gente que no siente a su equipo como icono del nacionalismo.
Tanto en Catalunya como en el País Vasco, el Barça y el Athletic siguen siendo para muchos una extensión del nacionalismo. Vázquez Montalbán dijo que el equipo culé era "el ejército sin armas de Catalunya". Hace ya unos años de aquel comentario y el Barcelona es algo tan global que su aportación al nacionalismo no pasa de situar Catalunya en el mapa, lo que no quita lo que cada persona pueda sentir.
Pero es en Bilbao, por lo especial de su 'filosofía', donde quedan más puristas, gente que ve a su equipo como el equipo vasco por excelencia. Durante muchos años, Athletic y Partido Nacionalista Vasco (PNV) han ido prácticamente de la mano, y dirigentes nacionalistas como Xús Mª Duñabeitia, Pedro Aurtenetxe y José María Arrate han sido presidentes de los leones. Es curioso también que el primer lehendakari, José Antonio Agirre, jugara en el equipo vizcaíno de medio centro.
El nacionalismo, como toda ideología, no deja de ser una construcción. Y uno de los que se empeñó en hacer del Athletic un ariete del nacionalismo vasco fue Alejandro de la Sota, presidente del club y también destacado peneuvista. Para éste, la profesionalización del fútbol era el "más grande movimiento revolucionario" y un hecho que "no debe atemorizarnos sino interesarnos, como no debe atemorizar a nadie todo lo que influya para democratizar humanamente a las masas".
Este burgués con educación británica era un visionario. Vio que el fútbol tenía un potencial tremendo si se unía a la propaganda. Si logras identificar a unos trabajadores por aquella época casi analfabetos con un equipo, y a ese equipo le das connotaciones ideológicas, es fácil saber con qué ideología terminarán comulgando los primeros.
Así pues, esta relación entre Athletic y nacionalismo nace en esta época, en los años 20 y 30. Pero ojo, que nadie piense que fue un presidente acérrimo al PNV el precursor de que sólo vascos jugaran en el equipo de Bilbao. La 'filosofía' no está escrita en ningún sitio y, de hecho, en los primeros años jugaron jugadores ingleses en el equipo. Ahora se sigue por tradición, pero no por un mandato divino ni político.
Además, también cabe destacar que, como dice Javier Diaz en su artículo 'Los nacionalistas van al fútbol', al Athletic como nacionalismo sólo lo entienden en Vizcaya, una zona eminentemente industrial, de histórica tradición anglosajona, de habla mayoritariamente castellana y con una burguesía potente. En cambio, en las zonas más rurales, de habla euskara y más tradicionalistas, es la pelota vasca el deporte 'nacional'.
Por último, una reflexión. La de Jeremy MacClancy, quien escribe que "las identidades basadas en los deportes no son necesariamente exclusivas para todos los aficionados a un mismo deporte o a un mismo equipo". Por favor, que nadie se escandalice si mañana vemos a nacionalistas siendo los protagonistas en Valencia. Disfrutemos con ellos y con su fiesta.
Tanto en Catalunya como en el País Vasco, el Barça y el Athletic siguen siendo para muchos una extensión del nacionalismo. Vázquez Montalbán dijo que el equipo culé era "el ejército sin armas de Catalunya". Hace ya unos años de aquel comentario y el Barcelona es algo tan global que su aportación al nacionalismo no pasa de situar Catalunya en el mapa, lo que no quita lo que cada persona pueda sentir.
Pero es en Bilbao, por lo especial de su 'filosofía', donde quedan más puristas, gente que ve a su equipo como el equipo vasco por excelencia. Durante muchos años, Athletic y Partido Nacionalista Vasco (PNV) han ido prácticamente de la mano, y dirigentes nacionalistas como Xús Mª Duñabeitia, Pedro Aurtenetxe y José María Arrate han sido presidentes de los leones. Es curioso también que el primer lehendakari, José Antonio Agirre, jugara en el equipo vizcaíno de medio centro.
El nacionalismo, como toda ideología, no deja de ser una construcción. Y uno de los que se empeñó en hacer del Athletic un ariete del nacionalismo vasco fue Alejandro de la Sota, presidente del club y también destacado peneuvista. Para éste, la profesionalización del fútbol era el "más grande movimiento revolucionario" y un hecho que "no debe atemorizarnos sino interesarnos, como no debe atemorizar a nadie todo lo que influya para democratizar humanamente a las masas".
Este burgués con educación británica era un visionario. Vio que el fútbol tenía un potencial tremendo si se unía a la propaganda. Si logras identificar a unos trabajadores por aquella época casi analfabetos con un equipo, y a ese equipo le das connotaciones ideológicas, es fácil saber con qué ideología terminarán comulgando los primeros.
Así pues, esta relación entre Athletic y nacionalismo nace en esta época, en los años 20 y 30. Pero ojo, que nadie piense que fue un presidente acérrimo al PNV el precursor de que sólo vascos jugaran en el equipo de Bilbao. La 'filosofía' no está escrita en ningún sitio y, de hecho, en los primeros años jugaron jugadores ingleses en el equipo. Ahora se sigue por tradición, pero no por un mandato divino ni político.
Además, también cabe destacar que, como dice Javier Diaz en su artículo 'Los nacionalistas van al fútbol', al Athletic como nacionalismo sólo lo entienden en Vizcaya, una zona eminentemente industrial, de histórica tradición anglosajona, de habla mayoritariamente castellana y con una burguesía potente. En cambio, en las zonas más rurales, de habla euskara y más tradicionalistas, es la pelota vasca el deporte 'nacional'.
Por último, una reflexión. La de Jeremy MacClancy, quien escribe que "las identidades basadas en los deportes no son necesariamente exclusivas para todos los aficionados a un mismo deporte o a un mismo equipo". Por favor, que nadie se escandalice si mañana vemos a nacionalistas siendo los protagonistas en Valencia. Disfrutemos con ellos y con su fiesta.
El nacionalismo periférico de hoy, de ayer, de siempre, necesitará toda la vida de un referente cultural o deportivo. No es un asunto baladí, ni algo que compita únicamente a la ideología nacional-vasca o nacional-catalana. Ya Mussolini, inteligentemente, utilizó el fútbol con objeto de demostrar como Italia, la patria, y los italianos, eran superiores a los demás. Hitler hizo lo propio y aún guardamos en la retina las imágenes del combinado alemán alzando el brazo derecho durante el himno nazi, a pesar de que aquel día, Austria con Sindelaar a la cabeza, aguara la fiesta.
ResponderEliminarFranco tampoco dejó pasar la oportunidad del gran Madrid, o de la victoria de la selección española en el 64 frente a la URSS. Cabe mencionar que España siquiera alcanzó las semifinales en el 60 porque al mandatario español le dio por no jugar frente a los futbolistas soviéticos, al entenderlo como un desplante al gobierno comunista de aquel entonces. Cuatro años después, la victoria se vendió como el triunfo de la ideología franquista, si es que existió, frente a las hordas rojas soviéticas.
Por tanto no debemos escandalizarnos. El fútbol es un deporte de masas y como tal, quienes crean o divulgan las ideologías pretenden apropiarse del mismo para sus fines ideológicos. Mañana veremos Inkurriñas y Senyeras, cánticos en vasco y en catalán y probablemente insultos a España. Pero no debemos olvidar que tanto en Cataluña como en el País Vasco, gobierna el PSOE en sus dos ramas, la del PSE y la del PSC. Puede que sí, escuchemos insultos al rey. Pero no debemos olvidar que no representan a las poblaciones de cada región y ni mucho menos a la afición futbolística. EL fútbol ha de ser un espectáculo meramente deportivo. Si la política entra, se corrompe.
Buen post.
Un abrazo!
Si fueran nacionalistas de verdad renunciarían a jugar la Liga española y la Copa del Rey. Nacionalistas de pacotilla. Un abrazo.
ResponderEliminarGran articulo.
ResponderEliminarSaludos.
Dicen que no es bueno mezclar fútbol y política pero siempre se acaban mezclando solos.
ResponderEliminarQuizá el Rey hubiese preferido otra final para "su" Copa.
Adéu!
Muy interesante tu análisis. Me encantó toparme con este blog, lo visitaré seguido.
ResponderEliminarSaludos
Pablo
Periodismo de fútbol internacional
Gracias por tu comentario. Te agregué en mi lista de blogs amigos y me sumé como seguidor.
ResponderEliminarY olvidé decirte, esta tarde seguiré al Athletic envuelto en una ikurriña... herencia de los abuelos.
Un gran saludo desde Buenos Aires
Pablo
Periodismo de fútbol internacional
Hola, no me gusta mezclar política y deporte, es como mezclar aceite y agua.
ResponderEliminarSaludos desde
futbol-chicks.blogspot.com
Siento decirte una cosa y espero que no te siente mal y que te lo tomes como una crítica constructiva: estos artículos no se deben escribir.
ResponderEliminarEl futbol y la política cuanto más distantes estén entre los dos mejor para ambos. El futbol debe un espectáculo deportivo sin más, que atraiga gente y que haga disfrutar. Colar la política de por medio, y más la nacionalista, es un grave error y una ofensa a los valores deportivos para algo que ya goza de mucha repercusión en los medios. Piensa que lo único que busca la política es captar votantes y como el deporte goza de una gran espectación aprovechan cualquier evnto para colarse. Y me parece muy vergonzoso.
En mi blog nunca verás un artículo donde mezcle futbol y política por 3 razones: porque no es ético, porque no beneficia en absoluto y porque soy apolítico (no me interesa en absoluto la política, me parece basura y como todos los partidos políticos tienen muchos defectos pues no merece la pena).
Ahora bien, en todo lo que dices estoy de acuerdo, sobretodo en referencia al Barça.
un saludoo
Buen Post.
ResponderEliminarUn saludo desde Punto de Penalti.
( Gracias por visitarme).
Si es un gran equipo, y Nacionalista como ninguno, la verdad le voy a ello por la Copa.
ResponderEliminarSalu2:
Futbol Mundial En vivo Copa del Rey
Por alusiones Jaime. Pienso que el fútbol y la política van juntos de manera ineludible, son dos elementos demasiado importantes para entender la sociedad en la que vivimos como para que, despreciando uno, podamos entender el otro. Si estoy de acuerdo contigo en que utilizarlo desde los poderes públicos puede resultar peligroso. Ahora bien, pienso que nuestra tarea como periodistas es tratar de ofrecer una visión del mundo lo más completa posible, y no creo sean dos fenómenos totalmente ajenos el uno al otro.
ResponderEliminarLo que pretendo con el artículo es tratar de explicar que la gente asocia ideas de manera más o menos clara o acertada, y que eso forma parte del imaginario colectivo y no debería molestar en una democracia.
Respecto a tu visión de la política, la respeto completamente y te sorprendería saber lo cerca que estamos. A mi si me interesa la política, mucho menos los políticos, y creo que lo más peligroso para una sociedad en la que los políticos están tan distanciados de nosotros es que nosotros hagamos por distanciarnos más aún. NOs guste o no, deciden por nosotros.
Un saludo y gracias por tu sinceridad, administrador